A nuestros efectos, entendemos por
accesibilidad, aquella facultad de las personas de acceder, valga la redundancia, a determinados lugares, productos, servicios, información o territorios con o sin necesidad de desplazarse. La accesibilidad es un derecho que nos asiste pero que en el caso de precisar movilidad para materializarla debe ser respetuosa con otros derechos que también asisten a las personas como son el derecho al medio ambiente saludable o el derecho de los demás a acceder también a sus demandas de accesibilidad.
Muchas veces hemos oído que la movilidad es un derecho, cuando lo que verdaderamente es un derecho es la accesibilidad. Garantizar este derecho para todas las personas es un esfuerzo común que deben realizar los sectores público y privado y no solamente desde la consideración del diseño físico de infraestructuras y equipamientos sino también desde la educación y el aprendizaje de la utilización de las diferentes formas de acceder a nuestras demandas.
Sabedores que las personas son las protagonistas de ese acontecimiento social que es la movilidad, adoptamos el término de MOVILIDAD RESPONSABLE para hacer un llamamiento a la conciencia de cada persona cada vez que decide moverse por necesidades de accesibilidad, en un intento de modificar actitudes y hábitos e inducir un cambio de conducta social amplio a favor de una accesibilidad sostenible y duradera.
Pero no todas las personas estamos dotadas de las mismas facultades a la hora de movernos por necesidades de accesibilidad, por lo que nuestra responsabilidad individual nos lleva a reclamar una responsabilidad colectiva para que el derecho a la accesibilidad sea un derecho universal y por tanto extensible a todas las personas. Nuestro objetivo debería ser la promoción, e incentivación de la MOVILIDAD RESPONSABLE como un valor inherente a un cambio cultural a favor de la accesibilidad sostenible, duradera y para todas las personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario