El Observatorio de la Sostenibilidad enEspaña (OSE) ha publicado su informe anual en el que, centrándonos en el capítulo
dedicado al transporte, realiza un análisis muy crítico con el modelo actual de
este sistema tan determinante de un desarrollo sostenible.
El informe es concluyente: “la insostenibilidad del
sector transporte en España no evoluciona de forma favorable, a pesar de la
desaceleración económica. Los indicadores evaluados ponen de manifiesto la
dependencia del transporte por carretera tanto en desplazar viajeros como
mercancías. Estos resultados refuerzan la necesidad de reorientar el modelo
actual de transporte hacia un modelo más sostenible. La gestión de la demanda
en el transporte es por tanto un tema clave y pendiente”.
También subraya que es en las ciudades donde más se
sufren los costes externos de la movilidad: “Las ciudades son las que más
padecen de congestión, mala calidad del aire y exposición al ruido. El
transporte urbano es responsable de casi una cuarta parte de las emisiones de
CO2 y del 69% de los accidentes de circulación. Estos datos llevan a que se plantee
la eliminación progresiva de los vehículos de «propulsión convencional» en el
entorno urbano para lograr no solo una reducción significativa de la
dependencia del petróleo, sino también de las emisiones de gases de efecto
invernadero, la contaminación atmosférica local y la contaminación acústica”.
En el informe del OSE se dice claramente que “se
puede ver que la economía española es todavía energéticamente ineficiente
respecto a la modalidad de desplazar viajeros y mercancías, incumpliendo el objetivo
de la Política Común
de transporte de mejorar el equilibrio modal para 2010” .
Los objetivos de la política europea de transporte
se recogen en el Libro Blanco de Transportes (marzo 2011). En él se exponen Diez
Objetivos para un sistema de transporte competitivo y sostenible. Entre ellos
destacan el objetivo de reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión
convencional» en el transporte urbano para 2030; eliminarlos progresivamente en
las ciudades para 2050; lograr que la logística urbana de los principales
centros urbanos en 2030 esté fundamentalmente libre de emisiones de CO2 y la
transferencia a otros modos, como el ferrocarril o la navegación fluvial, de
aquí a 2030, el 30% del transporte de mercancías por carretera, y para 2050,
más del 50%.
Mucho trabajo por delante.
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